Capítulo 21 Sin censura
El sonido de mi celular me despierta y me duele el cuerpo amanecimos una encima de la otra en el sofá, abro los ojos lentamente y observo el lugar, anoche ni cenamos pues en la mesita esta la pizza intacta. La llamada se cae y vuelve a sonar.
Me incorporó haciendo que Nat se caiga y ahogue un grito del cual yo me río
— ¿Hola? —digo entre risas. Hasta que habló la parte que llamó
—Michelle, ¿que se supones haces lejos de la casa un día como hoy? —me cuestiona Liam.
— ¿Quieres no joderme? —le digo de mala gana.
—Te voy a joder y joder porque eres mi esposa, trae tu trasero a casa ahora —me río sarcásticamente y lo más seria posible le digo.
—A mi tu no me das órdenes, además esto es falso, no me jodas ¿quieres? —resoplo frustrada.
—Se supone que días de tormentas o huracanes debería estar aquí —me dice como lo más obvio.
— ¿Y a ti quien te entiende?, pensé que mientras más lejos mejor o ¿no? —le grito enojada.
—Haz lo que quieras — dice y luego colgó la llamada.
Un excelente amanece, r todo hasta que Liam lo daña. Natalia está en
su cuarto mientras yo voy a mi antiguo y me pregunto por qué debí enamorarme de él. ¿Por qué de un ser que es arrogante, engreído, mal genio? pero protector, y buen amigo. Ahgg mierda ¿por qué me enamore de ti, por qué?
Entro al baño me ducho de pies a cabeza, seco mi pelo pongo la ropa y salgo a desayunar.
—Gracias —le digo a Natalia al darme un sándwich y zumo.
—Por nada Ángel, ahora ve y tranquiliza a tu demonio —me dice divertida.
Suspiro largo y rendido.
—Sí, tendremos que hacer una tregua porque no podemos seguir así, llevamos ya unos meses de casados y cada vez son más difíciles las cosas.
Salgo del apartamento y me dirijo a la mansión del terror. Digo la casa de Liam.
El clima está cada vez más feo casi tengo un accidente porque un árbol atravesó mi camino.
— ¡Oh por Dios! —digo cerrando la puertas tras de mí y con las manos en mi pecho. Estoy un manojo de nervios. Un trueno hace que Respinga en mi lugar.
—HASTA TE DA LA GANA DE LLEG... ¿Qué te paso? —dice Liam acercándose, no dije nada y lo abrace, a veces no soy tan fuerte y hace tiempo necesitó ese alguien que me abrace y me proteja.
—Michelle, ¿Que sucedió? —Me pregunta, creo que preocupado.
—U-un árbol casi me...
— ¿Te que Michelle?
—Me aplasta, pude esquivar pero por poco y estuviera muerta.
LiamPOV
¿MUERTA? ¿Muerta y después de haber discutido?
No podría pasar otra vez, no, ya sé que siento cosas que no debería sentir por ella.
—Tranquila ven vamos, todo está bien ya. Eli, prepara un té —camino con ella al sofá me siento y la coloco en mi regazo, la toma por sorpresa pero creo que ya debo ir cediendo, no quiero ceder cuando este en un ataúd, no me lo perdonaría.
—E-estoy...
—No estás bien y lo sabes, ven recuesta te aquí —le digo y así lo hace, la recuesto en el sofá ya que no quiso mi regazo.
—Perdón p-por lo de a-anoche no...
—Me lo merecía —digo y ella me mira con las cejas levantadas —Sí, me lo merecía y es que tenía miedo de sentir algo por ti, pero ya es tarde —su cara es un poema y yo realmente no sé cómo soy capaz de decir estas palabras, pero solo pensar en lo humilde que es, en lo valiente y a la vez indefensa y como sonríe y arruga la nariz, en cómo se sonroja como lo está ahora mismo.
—Estas diciendo que Liam no me enamoro, ni salgo con la misma chica dos veces....—la interrumpí
—Quiero intentarlo, no estoy enamorado, para que no te has ilusiones pero siento cosas que no había sentido antes —digo sin pensar, todo sale sin control y siento miedo, Sí miedo a lastimarla y a equivocarme nuevamente.
—Pero no sabemos nada el uno del otro…
— Eso se dará poco a poco, ahora ¿tu gusta de mí?—le pregunto, ya se la respuesta, ella baja la cabeza haciendo que su melena rubia tape su hermoso rostro y yo se la levanto con mis manos y ella tiembla ante mi tacto.
—S-si —dice en susurro y yo me acerco mientras ella tiembla, me gusta saber que soy capaz de provocar eso en ella, la beso como si no hubiese mañana. Y quiero sentirla más, pero no quiero asustarla.
—Señorito Liam, aquí está el té —Eli, me entrega la taza humeante con el líquido.
— Bien, Michelle toma —le digo levantándola con el brazo libre y le entrego la taza. Ella la toma e inmediatamente bebe del té. Con manos temblorosas, no sé si del accidente o de lo que le dije pone el recipiente en la mesita.
—Quiero recostarme un poco —me dice en susurro —No quiero que Nat ni Massiel se enteren del pequeño incidente.
—De acuerdo —le digo, el día esta lluvioso, la tormenta durará el día entero, mientras Michelle va y descansa y se le pasa el susto yo voy a mi oficina y me pongo a trabajar. Dos empresa y ahora en el narco. Esto acabara conmigo.
Me planto en mi sillón y pasan las horas, cuando vengo abrir los ojos son las tres de la tarde, ¡Wow! El trabajo me consume.
Salgo de la oficina y subo a mi habitación, Michelle no está frunzo mi ceño, no está en el baño, bajo a la cocina y no esta.
—Eli ¿Has visto a Michelle? —pregunto, ya sin saber dónde buscar, esta mansión es muy grande. Afuera no podrá estar está lloviendo a cántaros.
—Está en Gym, Señorito —sin decir nada me dirigí a la segunda planta donde esta él Gym. Abro la puerta de un tirón pero ella no se da cuenta porque tiene puesto los handfree puestos, pero yo me quedo pasmado al ver esa figura envuelta en un short deportivo que se le ve tan delicioso ese culazo... Y un sostén deportivo. Me acerco a ella. Le toco el brazo y se espanta haciendo que casi me caiga en un pie la pesita que tenía, se quita los handfree en un rápido movimiento.
—Perdón, perdón... —dice agitada.
—Tranquila, ¿Y esta es la forma de quitarte el estrés? —Cuestiono
—Si hubiese una cancha pues me lo quitaría jugando basket —levanto mis cejas.
— ¿Y quién te dijo que no hay? —le digo y ella sonríe y puedo ver la emoción.
— ¿De verdad? —chilla y yo tapo mis oídos.
—No —digo serio y ella se pone igual, quiero reírme al ver su cara —Pero ya que pase la tormenta tendrás tu cancha.
—Gracias —se lanza a mí, pero se despega de inmediato —perdón por mojarte de sudor —en un ágil movimiento, la pego a mí.
(SIN CENSURA)
—No —dice entre risas y hasta su risa me excita — ¡HEY! —exclama y sé que lo dice porque noto lo duro que estoy, iba hablar pero la calle con mis labios, ella me dio acceso a su lengua y ellas supieron danzar, subió sus manos a mi cuello, me lastimo un poco la herida pero no me importa, yo baje mis manos a su cintura y le quite el pantalón y el sostén en un ágil movimiento, quedo sólo en bragas. Mire sus pechos. Pero... ¿Qué es eso?
La miro con las cejas levantadas para que me dé una explicación.
—Termina y después te digo —sin más mis manos acarician uno de ellos y mi boca se deleita en el otro. Ella quita de mí, mi remera y los pantalones es junto con el bóxer. Que practica me salió la esposa, cuando no había prendas entre nosotros, acaricie su centro, y entre dos dedos mientras ella gemía, en un momento ya no aguantaba más y me entre en ella siendo muy bien recibido, nos movimos al mismo ritmo, y es la primera vez que mezclo negocio con sexo y no me arrepiento del resultado.
Salgo de ella y la deposito en el suelo, ella busca su ropa y yo la mía. Abro los ojos como plato al darme cuenta que no use protección.
— Tranquilo, estoy planificada, siente aquí —me dice mientras lleva mi dedo índice a su brazo más bajo del hombro — ¿Lo sientes? — asiento, sintiendo como una especie te tubo pequeño y de cristal —Para poder tener hijos debo quitármelo.
—Así me gusta —digo y le doy un casto beso —Vamos a ducharnos quiero quitarme el olor a sexo —propongo y ella concuerda.
—vamos.
Llegamos a la habitación.
— ¿Juntos? —le pregunto.
—Intentemos —dice seductora y si lo hacemos otra vez he rompido el récord veremos qué pasara.
—Juntos.
Nos adentramos al cuarto de baño, nos desnudamos y metemos en la bañera. Al ver sus tatuajes debajo de sus senos y uno en su pezón me dan ganas de morderlo y así lo hago, la tomó por sorpresa haciéndola chillar y mi capitán se puso en acción.
— ¿Eres insaciable o qué? —pregunta con las cejas elevadas.
— ¿Respondo o lo demuestro? —le digo bajando mis manos por el valle de sus pechos.
Y la hice mía dos veces en el mismo día. Dos veces con una misma mujer.
He sobrepasado los límites. Nos terminamos de duchar entre besos y risas y en mucho tiempo me sentí bien al compartir con una mujer.
Estábamos en la cama ella entre dormida y yo pues en lo mío trabajando en mi portátil. Se ve tan linda con ese short y mierda que me dan ganas de besar esos tatuajes nuevamente.
— ¿Que tanto me ves? —dice adormilada.
—Nada... Solo que este día esta que no puede uno salir, ¿Qué tal si vemos una serie? O...
—Serie está bien. ¿Sabes? —dice mientras se sienta a horcajadas encima de mí. Y esa posición.... Bueno
— Si no me lo dices, no sabré —digo atrayéndola a mí.
—Que si de verdad tienes la intención de intentarlo.... Seré la mejor esposa —dijo Mientras se movía y ya yo estaba en la luna pero me bajo de repente —Pero ahora tengo hambre y quiero ver la serie.
—P-pero —digo aún duro y ella con su risa me dice.
— Nada de pero, ahora levanta tu culo de ahí y vamos a cenar —Me levanto de la cama y ella me da una nalgada.
— ¡Hey! —Digo
—Siempre quise hacerlo — y corrió a la sala y yo detrás de ella. Parezco un maldito adolescente.
Antes de bajar la logro agarrar por detrás, entre risas, Eli va saliendo de la cocina y nos mira con la cejas enarcadas mientras yo le guiño el ojo. Y se va.
— ¿Así que tenías sueños húmedos con mi nalga, con la nalga de tu jefe? —me carcajeó por lo sonrojada que esta.
—Digamos que es muy tentador —me abraza y me agarra la nalga —no, me amasa la nalga como si fuese harina para pan.
—Me pondrás el culo como gelatina —me quejo
—Con ejercicio lo endurece —dice como lo más obvio.
—Llamare a Eli para que nos prepare alg...
—Yo lo haré —me interrumpe. Enarco las cejas.
—Pues, que sepa que me gusta comer bueno —le advierto.
—Ja' además no es la primera vez que comes de mis manos, y sabes que lo haga rico —habla seductoramente y yo me pierdo en mis pensamientos, nunca pensé siquiera estar en una situación parecida, jamás me imagine casado y enamorado, lo de casado es por compromiso y aun no estoy enamorado pero con Michelle es tan distinto, ha sabido soportarme en mis momentos más difíciles y lo más divertidos también, que de hecho son muy pocos, pero me duele el pecho y tengo ese peso dentro de allí, ¿y si la lastimo?
— ¡Hey! —Exclamo al sentir que me han apretado mi capitán — ¿Pero...que? Michelle —la reprendo.
—Estaba hablando contigo y estabas en otro mundo, tenía que hacer algo para que volvieras en sí.
—Vaya, forma pero en vez de la mano debió usar la boca señorita.
—Oh por Dios, Liam —se cubrió la cara y estaba sonrojada —Mejor me voy a la cocina.
—Bien haré ejercicio mientras —digo alejándome al Gym
—Sí, ve y endurece ese trasero mío.
Nos carcajeamos
Me voy a ejercitar y me quito la remera, cada vez más, aumento los pesos de las pesas. Esto sí que ha sobrepasado mis expectativas, y tengo que batallar con mis demonios.
No sé si podre un día amarla, o ser un esposo que no solo busque sexo, no sé hasta dónde voy a poder llegar, pero de mí no quedara fuerza que no sea ejecutada en este plan.
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